Madrid, 30 de septiembre de 2013
Desde el lunes 30 de septiembre y hasta su instalación en la muestra, la obra "Prometeo encadenado" podrá contemplarse en la parte final de la Galería Central del edificio Villanueva (sala 28), flanqueado por dos cuadros de Rubens que pertenecen al Prado: "Aquiles descubierto por Ulises y Diomedes" y "Filopómenes descubierto".
Dioses y Mortales
En una carta escrita en el año 1618, Rubens ofrecía a un posible comprador “Un Prometeo encadenado al monte Cáucaso con un águila que devora su hígado. Original de mi mano. El águila pintada por Snyders”.
Prometeo no tenía miedo alguno a los dioses, y según narra la mitología clásica, tuvo la gran osadía de subir al monte Olimpo y robar el fuego (un lujo del que Zeus había privado a los mortales) y entregárselo a los hombres, convirtiéndose en protector de la civilización humana.
Para vengarse de esta ofensa, Zeus ordenó que Prometeo fuera llevado al Cáucaso, donde fue encadenado y condenado a que un águila le devorara eternamente el hígado, que volvía a crecerle cada noche, y que volvía a comérse el águila al llegar el día. Por fortuna, Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo y lo liberó con un certero disparo de flecha, que acabó con la vida del águila.
La obra de Rubens y de su discípulo Snyders participará de la ambiciosa muestra que el Museo del Prado planea para comienzos del próximo 2014, en la que se analiza el nacimiento, evolución y ocaso de uno de los temas más importantes de la historia del arte europeo entre 1550 y 1700: la representación de personajes de la mitología clásica castigados por plantar cara a los dioses.
Prometeo encadenado de Rubens y Snyders, propiedad del Philaphia Museum of Art. Aproximadamente de 1618
Filopómenes descubierto de Rubens y Snyders. Hacia 1609