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La esperanza del ibis eremita

El ibis eremita, ave sagrada de los viejos egipcios, está en grave declive. El éxito de una colonia en el sur de España arroja cierta esperanza.

Artemio Artigas. Guiarte. 09/01/2017
El Ibis Eremita (Geronticus eremita) es un ave de un tamaño medio de 70 a 80 centímetros de altura, con un pico curvado de unos 13 centímetros de largo, cabeza calva y rosada y plumaje negro metalizado. Habita en colonias por zonas áridas o semiáridas de estepas, pastizales y campos de cultivo. Se alimenta principalmente de insectos y pequeños vertebrados, y nidifica en montañas, cortados y acantilados costeros.

Este ave gregaria pobló los territorios de Oriente, Centroeuropa y norte de África… pero fue desapareciendo poco a poco. Se documenta en libros de caza medievales de Europa y se dice que anidaba también en las torres de los castillos. Pero toda su abundancia al norte del Mediterráneo es ya lejana historia.

Según BirdLife, en el siglo XX había aún buenas colonias de ibis eremita en Turquía, Marruecos y Argelia, pero fueron declinando. La última colonia de Argelia desapareció a finales de los ochenta. En Marruecos había unas 38 colonias en 1940, 15 en 1975, pero el declive continuó. Las aves del Atlas desaparecieron también en la década de los ochenta.

Hay relativa abundancia de ibis en el Parque Nacional Souss Massa, en el Sur de Marruecos, junto a la ciudad de Agadir, una estrecha franja de terreno costero de unos 8 kilómetros en su parte más ancha y con cerca de 80 km de largo. El parque fue creado en 1991, debido, sobre todo, a la existencia en su interior de la última colonia silvestre de ibis eremita. Allí trabajan diversas organizaciones conservacionistas, entre ellas SeoBirdlife. De momento parece que la cifra de parejas reproductoras en el parque evoluciona al alza.

La gran colonia de Turquía, donde el ave estaba sacralizada (su vuelo migratorio marcaba la dirección a La Meca) se perdió en el siglo XX; ahora quedan apenas unas parejas en semilibertad.

Dado por extinguido hace 70 años en Siria, hace algo más de una década se descubrió una colonia pequeña en Palmira. Fue un momentáneo gozo para las comunidades conservacionistas. No se sabe con certeza que ha ocurrido con ella, al quedar la zona en medio de los conflictos, pero los datos apuntan a la desaparición.

El ibis eremita actualmente se clasifica como “especie en peligro crítico de extinción” según la UICN, después del declive rápido que se produjo en un solo siglo, con una pérdida del 98% de la población entre 1900 y 2002. Entre los factores de este fracaso, la persecución humana, especialmente por la caza; la pérdida de las estepas y zonas de agricultura no intensiva; el envenenamiento por pesticidas, los cables de electricidad de alta tensión…

Una población andaluza
Hay notorios intentos de reintroducción del ave en Austria y España. En el caso español se están consiguiendo ciertos éxitos. La colonia ubicada en la comarca de la Janda es ya la segunda más importante en todo el mundo tras la de Souss Massa, en Marruecos, donde anidan unas 120 parejas

Un total de 20 parejas de Ibis eremita han nidificado en 2016 en los núcleos que ocupa la especie en la provincia de Cádiz, uno en el tajo de la Barca de Vejer y otro en Conil de la Frontera, lo que supone un incremento de tres parejas respecto a 2015, según la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía. Se ha comprobado también la existencia de un mínimo de 26 pollos “volados”, uno más que el máximo de 25 pollos de 2014, los cuales fueron anillados antes de abandonar el nido para tenerlos perfectamente identificados y poder controlarlos en el campo, una vez que dejan la zona de cría.

El programa Eremita lo inició la Junta de Andalucía en 2003, en colaboración con el Zoobotánico de Jerez y con el asesoramiento científico de la Estación Biológica de Doñana y del Grupo Internacional de Expertos en Ibis Eremita, para crear en la Comarca de la Janda una población estable y autosuficiente de esta especie, clasificada en España como extinta, aunque en proceso de ser reclasificada como En peligro gracias a su reintroducción.

Merced a este programa se ha logrado el mantenimiento de las colonias gaditanas, lo que supone un hito en la conservación de una de las aves más amenazadas del planeta, éxito que se consolida al ser ya la segunda colonia más importante en el mundo.

Fue en el 2008 cuando se logró por primera vez que una pareja de ibis anidaran libremente en un enclave de Andalucía y naciera un nuevo ejemplar de la especie. Entonces se dijo que era el primer ibis nacido libre en Europa en los últimos cinco siglos. Sea exacta o no la afirmación, lo que si es cierto es que en medio del declive general de la especie hay un cierto halo de esperanza.

Además del gozo de los defensores de la naturaleza, la presencia de las incipientes poblaciones andaluzas de ibis se ha convertido en un atractivo más para el turismo vinculado a la observación de aves y la naturaleza. Todos contentos.

En la antigüedad  al ibis eremita se le llamó “cuervo calvo” por tener su cabeza prácticamente desplumada. Imagen de BirdLife.

En la antigüedad al ibis eremita se le llamó “cuervo calvo” por tener su cabeza prácticamente desplumada. Imagen de BirdLife.

Pareja de ibis eremita. Imagen de BirdLife.

Pareja de ibis eremita. Imagen de BirdLife.

La gran reserva de ibis es el Parque Nacional Souss Massa, en el Sur de Marruecos. Imagen de BirdLife.

La gran reserva de ibis es el Parque Nacional Souss Massa, en el Sur de Marruecos. Imagen de BirdLife.

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