La Alcazaba y los baluartes
Testimonio de esta ciudad-fortaleza son la notable Alcazaba, y los baluartes defensivos del siglo XVII.
Cuando en el siglo IX Ibn Marwan se hizo fuerte en la ciudad, levantó la Alcazaba sobre el Cerro de la Muela, a la orilla del Guadiana, cerca de donde desemboca el río Rivillas.
Es ésta una magnífica muestra de la arquitectura militar árabe, en la que la estructura construida refuerza el bastión natural integrado por el cerro y los ríos. Los almohades, en el siglo XII, le darían su aspecto definitivo.
Cuenta con tres puertas de acceso, las del Capitel, Alpéndiz y la de Yelbes; así como un portillo: el de la Coracha, que daba a la zona del río.
La alcazaba mide aprox. 400 por 200 metros. Cuenta con numerosas torres, la más famosa de ellas la de Espantaperros. El perímetro dispone de adarve.
La torre de Espantaperros es octogonal y recuerda a la torre del Oro de Sevilla. Es del siglo XII.
Dentro de la alcazaba había numerosas dependencias civiles, religiosas y militares, entre ellas una gran mezquita. Hoy el elemento más destacado del interior es el Palacio de los Condes de la Roca o Palacio de los Duques de Feria, originario del XIV.
Los baluartes se trata de un recinto fortificado adicional que aún se puede ver en diversos puntos de la ciudad. Es originario del siglo XVII y responde a una estructura típica de las diseñadas en aquel tiempo siguiendo la ingeniería militar de Vauban.
Se llevó a cabo para asegurar la ciudad, ante posibles tensiones con Portugal, y se desarrolló básicamente al sur de la Alcazaba. El recinto murado es bajo, pero muy sólido, adecuado para la nueva potencia de la artillería, y se complemente con ocho baluartes, con la típica geometría que diseñó el ingeniero francés.
La puerta del Capitel, uno de los accesos de la Alcazaba, nos muestra su factura árabe, coronada por un capitel de mármol, previsiblemente romano. Guiart.com Copyright.