París, 16 de abril de 2012
El pintor, nacido y muerto en Conegliano (Treviso) (1459-1517) destaca en su tiempo por un buen color, una magnífica técnica aunque un cierto envaramiento de los personajes.
Es uno de los principales representantes de la pintura veneciana del fin del XV y de principios del siglo XVI. Sus composiciones sabiamente equilibradas se iluminan por colores brillantes, sobre paisajes poéticos e inspirados de su país natal.
A través de más de treinta obras, la exposición desenvuelve el hilo cronológico de la carrera de Cima da Conegliano y permite comprender la evolución de su pintura, poniendo de manifiesto papel fundamental en la pintura veneciana y europea de finales del siglo XV.
Conegliano era una ciudad situada al pie del macizo montañoso de los Dolomitas. El padre del pintor era un empresario de tejidos, y la familia le permitió una educación excelente, que pronto le permite viajar a Venecia, donde adquirió prestigio. Al lado de Giovanni Bellini (1425-1516) y de Vittore Carpaccio (1460-1526), Cima alcanza un lugar entre los grandes pintores venecianos.
A finales del siglo XV, la ciudad era uno de los polos más brillantes del Renacimiento italiano, Allí, la pintura de Cima era apreciada por una clientela exigente, por la perfección de su arte, fundado sobre el detalle del dibujo, su control de la pintura al óleo (técnica relativamente nueva), así como a la intensidad de su paleta de colores. Su virtuosismo le permite una precisión excepcional en la representación de los detalles: la cinceladura de una joya, la textura tornasolada de un paño.
Pero Cina fue sobre todo reconocido por la manera con la que describe las caras, las expresiones y las miradas, a menudo melancólicas, lo que confiere sobre sus pinturas una humanidad profunda.
El éxito de Cima reside también en su receptividad a las ideas nuevas y en su capacidad extraordinaria de asimilación.
En el apogeo de su carrera, Cima influye sobre la pintura de Giorgione y va a ser el maestro de la generación de Lorenzo Lotto, Tiziano y Sebastiano del Piombo. Son así varias generaciones de artistas la que, alrededor de Cima, no cesan de relacionarse entre ellas.
En su pintura, Cima explora efectos de composición inéditos, mezclando la naturaleza y la arquitectura. Introduce asimetrías y escapadas insólitas, encuentra aperturas sorprendentes. Por todas partes se transparenta su amor de los espacios amplios, exaltados por la luz.
Encuadrados por montañas y por colinas, sus paisajes evocan los relieves de su región natal. Da así un soplo nuevo a la pintura de paisaje. Nadie antes de Cima, supo pintar Venecia y su región con tal poesía. La exposición Cima da Conegliano, maestro del Renacimiento veneciano reúne obras excepcionales, entre los que están los grandes cuadros de altar que por primera vez son presentados fuera de Italia.
Comisariado de la muestra: Giovanni Carlo Federico Villa, profesor en historia del arte moderno y en museología, Universidad de Bérgamo
Cima da Conegliano. La Virgen con el niño. 1490-1493, Florencia, Galleria degli Uffizi © Archivos Alinari, Florencia, Dist. RMN / Daniela Camilli