Madrid 13 de abril
Con motivo de la declaración de la carraca europea como Ave del Año 2012, SEO/BirdLife ha convocado una iniciativa voluntaria para censar y conocer este ave.
La organización ecologista ha invitado a los voluntarios españoles a realizar recorridos del 15 de abril al 15 de mayo, en el comienzo del celo, el momento en que es más fácil localizarla.
La carraca ha sido elegida Ave del Año 2012 para divulgar las amenazas que acechan a esta especie migratoria que cada día es más escasa. Su pequeña población y el declive experimentado por la especie en los últimos quince años, justifican su categoría de amenaza actual como “vulnerable” en el Libro rojo de las aves de España, y está protegida a nivel estatal y europeo.
En la península Ibérica este declive se calcula próximo al 40 por ciento y en la actualidad se reproducen entre 2.000 y 6.000 parejas.
Su distribución global va desde la península Ibérica y el norte de África, hasta las estepas rusas. Falta en todos los países centroeuropeos y en los del este tiene poblaciones muy inferiores a las de España, salvo en el caso de Rusia y Turquía.
La carraca europea (Coracias garrulus), tiene una longitud de 30-32 cm y envergadura de 66-73 cm. Es una especie estival (invernada en África) y cría en zonas esteparias con arbolado disperso, cultivos tradicionales de secano y sotos fluviales.
Es sin duda una de las aves más bellas. Su nombre proviene de su canto, que es similar al sonido que produce una carraca de madera (cra-cra-cra-cra-cra). Las carracas crían en huecos de árboles, edificios y cajas nido colocadas para tal fin, donde la hembra pone entre 3 y 5 huevos. Con un mes de edad los pollitos están listos para abandonar el nido.
La dieta de las carracas es principalmente insectívora (saltamontes, escarabajos, libélulas...) y se complementa con la captura de animales pequeños como ratones y lagartijas que mata gracias a su fuerte pico.
Sus principales amenazas son:
La eliminación de setos y arbolado disperso, normalmente asociados a la transformación en regadío y el aumento del uso de plaguicidas, que inciden sobre la disponibilidad de sus presas potenciales y favorecen la acumulación de residuos contaminantes en su organismo que produce una peor condición física de la especie.
El abandono de la ganadería extensiva implica una disminución de los invertebrados asociados a ella o bien favorece la aparición de matorrales en los pastizales propicios para encontrar su alimento
La disminución de agujeros donde anidar, tanto por la desaparición de las olmedas en el pasado a causa de la grafiosis, de otros árboles típicos de linderos y riberas en los que nidifica actualmente -chopos, encinas, almendros o alcornoques-, así como por el derrumbe de construcciones aisladas en terrenos agrícolas.