Cada isla tiene un Tesoro
Decir Gran Canaria es muchas veces sinónimo de las grandes playas del sur y sus dunas.
Sin embargo, para el viajero que busque “el cofre” de lo auténtico, de paisajes únicos entre valles, jardines, piscinas naturales, playas, puerto, buenas comidas y vivir el encanto del ritmo lento y cálido de un pueblo costero tiene que ir a Agaete.
Esta villa que se ubica al noroeste de la capital de Gran Canaria, Las Palmas. Es un pueblo blanco en el que habitan cerca de 6.000 personas. Se extiende entre valle, casco-ciudad al centro y el puerto de Las Nieves pegado al mar. Esta geografía es una de las mayores singularidades que permiten disfrutar en una superficie pequeña (45,49 kms. cuadrados) de paisajes muy diversos.
El valle, además de su riqueza en frutales, es uno de los pocos, quizás el único lugar de España y de Europa, donde se produce café reconocido por su calidad. Destacan además las construcciones típicas algunas de las cuales han permitido el desarrollo del turismo rural. Pero sin duda, los atardeceres donde los macizos de piedra y con cimas de arboledas, se encienden en colores ocres y rojizos es un espectáculo digno de admirar.
Para los que sean menos contemplativos hay sendero como el de la Rama o Camino de los Romeros que tras dos o tres horas de caminata permiten disfrutar de una actividad física en uno de las zonas de mayor belleza ecológica de la isla.
La villa de Agaete, fundado como enclave en 1481, es un pueblo blanco lleno de encanto y bellos rincones.