La iglesia de Santa María destaca sobre el casco urbano de Villasirga. Imagen de Guiarte.com
Un peregrino de bronce espera sentado ante un mesón de la población de Villasirga. Imagen de Guiarte.com
Portada de la iglesia de Santa María, de Villalcázar de Sirga. Imagen de Guiarte.com
Doble friso sobre la portada del templo de Santa María de Villalcázar de Sirga. Imagen de Guiarte.com
Artemio Artigas
Para el peregrino que avanza por la planicie cerealística, ajeno al arte y la historia de la región, Villalcázar es una grata sorpresa, con su imponente templo lleno de sabor artístico e histórico.
Este es un pueblo caminero que en la Edad Media ya se denominaba como Villasirga, en alusión al camino. Esa vinculación al Camino también se testifica con su antigua pertenencia a la orden del Temple, que siempre estuvo cerca de la peregrinación.
Pero la fama del lugar proviene sobre todo de las Cantigas de Alfonso X el el Sabio, quien relató los milagros de Santa María, la Virgen titular del magnífico templo parroquial.
En medio del caserío se alza la mole del templo de origen templario, del siglo XII, cuya excepcional portada y su gran rosetón se divisan desde la carretera, dominando las paredes terrosas y los tejados del lugar.
Tanto desde el exterior como del interior, se puede observar que el grandioso edificio está inacabado y que ha sufrido serios desperfectos, en especial por el terremoto de Lisboa (siglo XVIII).
En determinado momento de la historia, la expansión de la reino cristiano hacia el sur detrajo de los campos del norte el vigor económico y demográfico y la poderosa población de Villalcázar nunca llegó a finalizar el desmesurado proyecto catedralicio.
Es notable la entrada del templo, por la zona sur, con un pórtico grandioso, de la altura de la nave central. En este pórtico aparece la magnífica puerta, de cinco arquivoltas, con abundantes figuras de personajes y santos.
Por encima de la puerta hay un gran friso con una doble arquería ciega.
El nivel inferior está presidido por la Virgen con el Niño. A la izquierda de esta, al fondo, se halla una bella Anunciación, con un ángel de gran calidad artística.
En el nivel superior hay un primitivo Pantocrator gótico y figuras de los apóstoles.
En el interior cabe destacar el poderoso transepto y varios elementos funerarios, entre ellos la tumba del infante don Felipe, hijo de Fernando III el Santo. En el templo también está el sepulcro del último maestre templario de Villalcázar.
Otras joyas destacadas son la Virgen milagrosa de las Cantigas, y el magnífico retablo Mayor.
El palacio de los Condes de Villasirga está muy cerca de la iglesia. Es del XVIII, una magnífica edificación blasonada de piedra y ladrillo, que en la actualidad es sede consistorial.