La poderosa fachada del monasterio de Uclés. Foto guiarte. Copyright
Cerca de Tarancón se halla Uclés, una pequeña población, donde sorprende la fortaleza de su monasterio, que corona un enclave lleno de historia. En la Nacional III, a un kilómetro de Villarubio hay una desviación que conduce al pequeño pueblo de Tribaldos, con paredes encaladas y buenas rejas, y luego – en la carretera que va a Carrascosa del Campo- aparece Uclés. Es un desvío aconsejado
Para el estudiante de Historia, el nombre de Uclés le recordará que en el siglo XII se produjo una gran derrota cristiana. Un ejército cristiano cayó aquí frente a los árabes. En la batalla murió Don Sancho, hijo de Alfonso VI. Fue una dura prueba para el avance de los reinos del norte.
La población tuvo vida desde tiempos prerromanos, y cierta pujanza en época árabe. Desde el siglo XIII el convento de Uclés fue un notable centro cultural, para educar a los hijos de los nobles. El monasterio estuvo vinculado a la Orden de Santiago y a la Corona de España.
Según se llega a la población, desde un pequeño portillo, se aprecia abajo el pueblo y enfrente, poderoso, el monasterio.
Tras una muralla desdentada, se alza lo alto el sólido conjunto, sobre graníticas defensas y murallas cerradas: Fortaleza y monasterio se confunden. Sobre la base del fuerte árabe continuaron obras en época medieval y se culminaron en los siglos XVI, XVII.
El Monasterio de la orden de Santiago, impulsado en buena medida por Felipe II, se articula en torno a un patio central, con claustro de dos cuerpos, comunicados por una gran escalera. En el exterior destacan las portadas, siendo la principal, churrigueresca, atribuida a Pedro de Ribera
La iglesia es notable. Fue hecha por Francisco de Mora discípulo de Juan de Herrera. Se terminó en el año 1598. En el edificio también hay otros elementos de valor, como el refectorio.
El pueblo tiene algunos restos de su pasado esplendor, y en el entorno se aprecian otros elementos de su honda historia, como la Fuenterredonda, manantial conocido ya en época prerromana. Ahora queda una estructura circular, construida en tiempos romanos, con piedras de sillería, y unos quince metros de diámetro.
Uclés tiene una hora mágica. El fuerte-monasterio destaca sobre los eriales, especialmente al atardecer, cuando el sol amarillea las paredes verticales de sus muros y defensas.
El pasado romano de esta tierra está muy vivo en otro punto cercano. A pocos kilómetros de Uclés se halla Saelices, con las ruinas de Segóbriga.
Precisamente, las ruinas de Segóbriga son más ruinas aún porque desde el medievo se utilizaron las edificaciones de la ciudad romana como cantera inagotable para edificar el monasterio.
Resulta sorprendente hallar a 4 kilómetros de la Nacional III una antigua ciudad que incluso fue sede episcopal en los primeros tiempos del cristianismo, hasta que desapareció víctima de decadencias y guerras.
Era una urbe importante situada en la calzada de Cartago-Nova a Complutum. Quedan restos de la basílica, junto al acceso al yacimiento. Es la mayor iglesia conocida de la España paleocristiana y visigoda.
Desperdigados por el lugar perduran partes del anfiteatro, el teatro, las termas, tumbas, etc. También hay un museo donde se exhiben algunas de las piezas originales encontradas en las excavaciones y copias en yeso de otras estatuas importantes que se exhiben en el Museo de Cuenca.