La portada de la iglesia denota su calidad artística. Imagen de guiarte.com. Copyright
Las gárgolas de la torre tienen una notable gracia. Imagen de guiarte.com. Copyright
En zona cerealista, al suroeste de Burgos, a unos 35 kilómetros de la capital, en la línea de la vía romana que iba de Clunia a Cantabria.
Este es un lugar sorprendente. De sus murallas tan sólo restan tres buenas puertas que hablan claramente de la importancia del pueblo en el pasado.
En efecto, es reputado centro político y religioso de la Castilla medieval, y su nombre estuvo ligado al triste peregrinaje por la región de la Reina Juana, Juana la Loca.
En el pueblo perviven algunos casones de la época floreciente del lugar, como la Casa del Cordón.
Pero lo más sobresaliente es la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, de los siglos XIII al XVI. Retablos, púlpito, coro (siglo XV) tapices y pinturas de Berruguete hablan de la importancia del lugar. También alberga una rica orfebrería.
Pero la maravilla del lugar es la torre, plateresca, obra de Diego de Siloé y Juan de Salas, su cantero. Se inició en 1527.
Se dice que la arquitectura burgalesa pasa tal vez su mayor periodo de esplendor entre mediados del siglo XV, cuando construía las agujas de la catedral Juan de Colonia, a los días del primer tercio del XVI, cuando obraba Diego de Siloé. La obra de éste en Santa María del Campo es bella. La torre, de aire renacentista, se asienta sobre un gran arco. Tiene varios niveles cuadrados y se torna octogonal en la cima. Especialmente airoso es el ventanal del segundo de los cuerpos.
