CALLE REAL EN RABANAL
Bicicletas de los peregrinos, en uno de los albergues de Rabanal (León). Imagen de Guiarte.com/Beatriz Álvarez
Por Artemio Artigas
Aquel texto medieval introdujo también a Rabanal en el mundo de las leyendas, pues cuenta que aquí se celebraron las bodas de un caudillo de Carlomagno con una princesa sarracena.
Esta es tierra abrupta y poco productiva donde pervivió la arriería hasta que los modernos medios de transporte la arrinconaron. La vegetación de robles del entorno es excelente. Entre los árboles, hubo uno famoso, denominado "Roble del Peregrino", poco antes de la entrada del lugar, que fue derribado por el viento en el año 2013.
El pueblo, de excelentes casas de piedra, ha mejorado en los últimos años. Merece la pena, al venir de Astorga, dejar el vehículo en el inicio del mismo y subir por la Calle Real, gozando de la tranquilidad del lugar y de su arquitectura popular.
En la subida, una capilla del entorno de 1700, encargada por una familia local, cerca de la casa de las Cuatro Esquinas, donde es tradición que estuvo alojado Felipe II. Mas arriba la iglesia parroquial, donde hay partes románicas (el ábside) y góticas y de siglos posteriores, así como diversos enterramientos.
Una pequeña comunidad benedictina se ha asentado allí, dando a Rabanal un aire aún más entroncado en la religiosidad y la peregrinación.
Hay varios establecimientos de hostelería y refugios de peregrinos, propicios para el descanso del caminante, porque a partir de Rabanal se endurece la subida hacia Foncebadón.
En el entorno hay importantes vestigios de la minería romana, especialmente en la zona de La Fucarona, donde se aprecia nítidamente el embalse y otras zonas de la explotación aurífera.
Pasado Rabanal, el camino que viene subiendo desde Astorga, incrementa su pendiente en dirección a Foncebadón y la Cruz de Ferro, y pasa por paisajes de notable belleza.