El caso urbano de la villa de Níjar. Blancura en medio de la aridez del sureste español. Foto Guiarte Copyright
Casas de Níjar. Foto Guiarte Copyright
El municipio cuenta (2006) con unos 26.000 habitantes, de los que unos 5.000 viven en la propia villa de Níjar.
Tiene el ayuntamiento unos de 600 kilómetros cuadrados, entre los que se halla la mayor parte del Parque Natural de Níjar-Cabo de Gata, en el extremo sureste peninsular y a pocos kilómetro de la capital almeriense.
Esta es una zona de amplia historia, que tiene referencias prehistóricas importantes (cultura del Argar). Los romanos también se establecieron por aquí, y mantuvieron actividades mineras y de salazones.
De la época árabe quedan aún algunas referencias, especialmente defensivas, como el castillete nazarí de Rodalquilar.
Pero toda la zona careció de gran vitalidad económica hasta épocas recientes. La aridez, la dificultad orográfica costera, hasta los ataques piratas por la orilla del Mediterráneo contribuyeron a esta atonía.
En los últimos años ha habido un amplio crecimiento, sobre todo en la llanura de Campohermoso –la mayor de las poblaciones del municipio, con unos 8.000 habitantes- sobre todo merced a los cultivos bajo plástico.
De hecho, el municipio, ha pasado de unos 16.000 a 26.000 habitantes en una década. Sin duda, en los últimos tiempos el mayor crecimiento proviene de la emigración, porque en los cultivos de invernadero trabajan miles de personas llegadas de los países norteafricanos, marroquíes en primer término.
Junto con los cultivos agrícolas, el otro gran rubro de ingresos proviene del turismo. Destaca la población de San José, aunque también hay actividades turísticas en otros puntos: Rodalquilar, Las Negras... y la propia población de Níjar.
Hay actividades industriales, relacionadas básicamente con la agricultura y alguna artesanía. Ha desaparecido la industria del esparto y languidece la cerámica, de larga tradición. También es básicamente recuerdo la historia de los telares locales. La industria salinera del cabo de Gata está también al borde del colapso por falta de rentabilidad.
Tras el cierre de las minas de Rodalquilar, la minería perdió su tradición histórica en la zona. Quedan, eso sí, los testimonios de arqueología industrial de aquellas explotaciones de oro.
Con relación a elementos de interés turístico de la villa de Níjar hay que citar su atractivo caserío, con abundantes lugares de venta de cerámica, producción antaño famosa en la zona
En el casco histórico de la villa –de impoluta blancura- hay algunas casas de cierta belleza. Lo más interesante está en la parte alta, el barrio de la Atalaya. La iglesia local es buena, sobre la base de una antigua mezquita y con obra del siglo XVI, de tres naves. Tiene una pintura atribuida a Alonso Cano.
Recientemente se ha añadido a la oferta cultural local un auditorio de diseño vanguardista.