Guadalest es un lugar agreste y bello. Foto cedida por el Instituto Valenciano de Turismo
El Castell de Guadalest se trata de un bello pueblecillo ubicado a unos setenta kilómetros de la capital de provincia, Alicante, al pie de la sierra de Aitana, en línea recta a unos 20 kilómetros de la Costa Blanca, hacia la altura de Calpe. Está enclavado en una roca, difícilmente accesible desde tiempos inmemoriales. Es pequeño, de apenas dos centenares de habitantes, pero desde los años setenta es conjunto Histórico Artístico.
Este pequeño lugar tenía jusrisdicción sobre una veintena de pueblos del entorno, muchos de ellos bastante más grandes. Pero la expulsión de los moriscos, en 1609, y un terremoto de 1644 –que derrumbó gran parte del castillo- causaron su ruina.
Para visitarlo hay que entrar por un túnel excavado en roca y luego recorrer las duras calles a pie. Felizmente aquí no funcionan los automóviles. Desde el lugar se gozan maravillosas vistas sobre un entorno agreste. Entre los observatorios está el curioso cementerio, situado en lo alto de la fortaleza musulmana.
El templo, el ayuntamiento y la casa de los Orduña, antiguos señores del territorio, están en la plaza del pueblo, pero el campanario no está junto a la iglesia, sino encima de un airoso peñasco, cerca de la entrada al lugar.
Hay un pequeño museo etnológico, y fuera del casco histórico existen diversas dotaciones para atender a los abundantes turistas que acuden a tan sigular enclave.
El entorno es bello: un valle encajonado entre altas sierras, que tiene la salida al mar en Altea. Buen territorio para el goce de la naturaleza.
