El Ayuntamiento de Ferrette. Foto Guiarte Copyright
Ruinas del castillo que dominaba la poblacion. Foto Guiarte Copyright
La iglesia de Ferrette. Foto Guiarte Copyright
Artemio Artigas
La fortaleza data de los inicios del XII, y sus titulares fueron destacados nobles alsacianos que dominaron un amplio territorio al oeste de Basilea, comprendiendo la zona del Sundgau.
En el siglo XIII, la población ya tuvo murallas. En el año 1324, con la boda de Jeanne de Ferrette y de Alberto II de Habsburgo, el condado pasó a dominio austriaco. Ferrete llegó a ser un centro señorial con notable autonomía.
Enfrentado a Basilea y vinculado a sucesivas familias, el condado de Ferrette pasó a control sueco en la Guerra de los Treinta Años. Cansados de los impuestos suecos, los campesinos originaron una revuelta que acabó con el incendio del castillo y la destrucción de las murallas.
Tras la paz de Westfalia, el condado quedó bajo control francés y Luis XIX lo entregó al Cardenal Mazarino.
En 1789 –con los disturbios revolucionarios- Ferrette volvió a sufrir algaradas e incendios que afectaron a su fuerte y a la residencia nobiliaria.
Hoy, Ferrette es un pequeño lugar, lleno de encanto, que se aferra a la montaña que coronan los orgullosos restos de sus fortalezas. Tuvo en algún momento un enlace ferroviario con Mulhouse, pero se cerró en los años cincuenta. Hoy pervive el encanto del paisaje y el sabor de la historia, patrimonio que atrae al turismo.
Como curiosidad, el conde de Ferrette –hoy título honorario- corresponde a los Grimaldi, mandatarios de Mónaco.
Los condes de Ferrette fundaron la primera iglesia local, que entregan al priorato del Gran San Bernardo. El edificio actual es sólido, con una torre de origen románico, siglo XII y un coro gótico, del XIII. La nave ha sido rehecha al inicio del XX, en estilo neogótico.
La calle que avanza desde la iglesia al castillo está rodeada de casas antiguas, entre ellas la del Ayuntamiento, cuya fachada data de 1572. Es un edificio del renacimiento renano con su campanil, que abriga una antigua campana fundida en Basilea. Tiene también varios escudos de las familias nobles que dominaron el lugar.
El conjunto de restos de los fuertes que dominan el cerro está sumamente destruido, aunque se pueden ver fragmentos de los siglos XII a XVII. Hay un par de vías de acceso al alto, desde el que se domina una magnífica vista que alcanza Basilea, el Jura, el Sundgau y la plana del Rin.