La notable iglesia de Bretó. Imagen de guiarte.com
Bretó ocupa un lugar encantador, en uno de los centros fluviales más importantes de la cuenca del Duero; allí donde confluyen Esla, Órbigo y Tera.
Es un pueblo que desarrolla una agricultura de secano y tambien de regadío, en función de los territorios del municipio.
Lugar vinculado a la Vía de la Plata, pudo estar cerca de una de las mansiones de la misma. Luego en el medievo estuvo vinculado al monasterio de Moreruela y a la familia de los Pimemntel, Condes de Benavente.
Posee una posición estratégica, sobre un otero que domina el encuentro de los ríos, frente a Bretocino, en el otro lado. Quedan vestigios varios de su historia. El primero el nombre del pueblo, de resonancuias célticas; luego la abundancia de restos que aparecen por el entorno, y finalmente los vestigios o referencias a un castillo que dominaba el valle.
Es muy buena la iglesia; sólida y de diversos estilos, desde el románico hasta labores del XVIII, las más abundantes. Imaginería, altares y bóveda muestran el poderío de la iglesia local.
Bretó fue una dependencia de los monjes de Moreruela,y queda en el entorno algún resto de tal dominio eclesiástico.
Tambien quedan restos del pasado de moliendas, con un notable molino de factura antigua.
En este muncipio, de unos 200 habitantes, se está realizando en el 2002 una importante obra: el puente que cruza el valle y une Bretó a Bretocino. El viaducto tiene 3000 metros, de los que 500 son de puente.