El palacio neoclásico, en dia de feria. imagen de guiarte.com. Copyright
La fuente monumental, ante el palacio de Boadilla. guiarte.com Copyright.
Boadilla del Monte es uno de los pueblos de la provincia de Madrid que ha crecido notablemente desde el tramo final del siglo XX, como resultado de la llegada de urbanizaciones-dormitorio, pero que conserva ciertos detalles de su notable pasado histórico. Está a sólo 15 kilómetros al oeste de Madrid.
El lugar se halla en un paisaje donde se mezcla la aridez cerealística de la Mesata con la frondosidad de los encinares que antaño dominaban el sur de la cordillera central, aunque el crecimiento de las urbanizaciones va acaparando progresivamente los terrenos del municipio, sobre todo desde la década de los setenta.
Boadilla tenía a inicios del siglo XX 500 habitantes. Multiplicó su población por dos en los siguientes cincuenta años, y volvió a multiplicar la población por veinte en los siguientes cincuenta, pasando así de 500 a 20.000.
En una zona fuertemente romanizada ya –por las inmediaciones pasaba una calzada que unía el entorno toledano con Segovia-- hay constancia de asentamientos en épocas visigoda y árabe. Se sabe de la existencia de una mezquita y una pequeña fortaleza.
Conquistado el lugar por las huestes cristianas en el XI, pasó a integrarse, con buena parte del oeste de la provincia actual de Madrid en el alfoz segoviano, del que formó parte siglo y medio, en una disputa –frente a Madrid- que continuó hasta el siglo XV.
La historia de Boadilla es más intensa en el XVII, cuando se conoce la visita del infante Baltasar Carlos a la ermita de San Babilés, santo que, según la tradición, fue asesinado aquí por huestes árabes junto con los niños a que instruía, durante dominación almorávide. San Babilés tenía fama milagrera, pero no sirvió para salvar al príncipe de su debilidad.
Esa cercanía a la corte la convirtió en pueblo disputado por los señores. A mediados del siglo se fundó el convento de las monjas carmelitas descalzas, impusado por señores locales.
En el siglo XVIII se produjo la compra del mayorazgo de Boadilla por el infante Luis Antonio de Borbón, quien encargó la construcción de un palacio al arquitecto Ventura Rodríguez, que llevó adelante un proyecto neoclásico de notable belleza.
El príncipe recaló en el pueblo, porque eligió un matrimonio con una plebeya y esto le obligó al abandono de la corte.
Pero a partir de entonces el pueblo tuvo cierta vida cortesana, y contó con habituales del lugar como el compositor Boccherini, Francisco de Goya y otros personajes destacados.
Marca el carácter del pueblo el palacio neoclásico, que muestra los signos de la decadencia, pero que tiene una gran armonía. Frente a él está una fuente monumental, del mismo arquitecto.
El edificio tiene planta rectangular, con por tres cuerpos de tres plantas. En los cuerpos laterales destacan sendas torrecillas. Lo mejor del interior es la capilla, donde está el panteón de la Condesa de Chinchón, mujer de Godoy El terreno sobre el que se asienta está en desnivel por ello la parte trasera es mas alta. Cuenta en ella con terrazas y escalinatas que conducen al amplio jardín.
Todo, por falta de inversiones rezuma melancolía. Es triste que uno de los mejores edificios neoclásicos de la provincia permanezca en tan triste estado.
La iglesia parroquial, San Cristóbal, es resultado de numerosas modificaciones y parece ubicarse sobre dependencias de lo que fue fortaleza medieval. Es de aire robusto, que se refuerza con algunos detalles almenados.
La iglesia del antiguo convento de carmelitas es de una arquitectura humilde, de ladrillo, llena de sencillez, pero también de belleza. La planta es de cruz latina
En síntesis, un pueblo que crece, pero que tiene recursos para crecer tambien en atractivo turístico.