La iglesia de Santa Marina. Imagen de Guiarte.com. Copyright
Retablo renacentista, siglo XVI, con Santa Marina en el centro. Imagen de Guiarte.com. Copyright
Encima del casco urbano de Balboa se alza el viejo castillo. Imagen de Guiarte.com. Copyright
Por Artemio Artigas
El pueblo de Balboa -apenas un centenar de habitantes censados- es uno de los 17 pequeños núcleos del valle y ocupa la confluencia de varios vallecillos, al pie de un viejo castillo. Esta fortaleza ruinosa apenas conserva la torre del homenaje y parte de sus muros, pero está en un bonito enclave, en medio de una naturaleza dominada por los castaños. Hay una ruta que se inicia en el centro del pueblo y que se realiza en unos veinte minutos, que nos lleva hasta el castillo, por medio de árboles de notable belleza y antigüedad.
El fuerte es originario del siglo XIII y perteneció a nobles familias del reino de León, los Osorio, que fueron también señores de Astorga, y los Lemos, una de las aristocracias más poderosas del noroeste hispano.
De aquí surgió la familia de los Balboa. Se dice que Vasco Nuñez de Balboa, descubridor del Pacífico, era descendiente de los señores de Balboa.
En el pueblo de Balboa, la iglesia dedicada Santa Marina también tiene cierto interés. Su ábside es lo más antiguo de la misma, probablemente del entorno del XIII, pero el resto de la obra es de siglos posteriores, principalmente del XVI. En la misma, el retablo de la capilla mayor está dedicado a Santa Marina, es de traza renacentista, y debido a Lucas Formente, artistas de Villafranca, del siglo XVI. También hay otros pequeños retablos barrocos, uno de ellos con una excelente imagen de la Virgen.
El lugar tiene aire turístico, con sus dos grandes pallozas que rememoran las construcciones tradicionales de la zona, y actualmente están explotadas como negocios de hostelería. Las pallozas no son antiguas, pero respetan su estructura tradicional: muros de piedra y cobertura de madera y paja.
Balboa conserva la esencia más tradicional del Reino de León, con ese profundo sabor gallego que no ha sido capaz de erradicarse por siglos de influencia castellana. (no olvidemos que las crónicas árabes llamaban Galicia al Reino de León)
Esta es, pues, tierra de filandones y magostos. Los filandones son las tradicionales veladas al amor de la lumbre en las frías noches invernales, y los magostos, fiestas-banquetes en la recogida de la castaña, alimento clave de la gastronomía de todo el noroeste español hasta que le desplazó en buena medida la patata.
Para llegar a Balboa, dejar la A-6 o la antigua carretera nacional de Madrid a La Coruña, cerca de Trabadelo, y tomar una carreterita hacia el norte, en medio de una naturaleza llena de vigor y hermosura.
