El histórico menhir Fin de Rey. Foto guiarte-Moreno Gallo
El Camino de Santiago desde San Juan de Ortega a Burgos apenas tiene lugares para detenerse a gozar del arte. El único punto donde se palpa la historia con intensidad es Atapuerca.
Muy cerca del camino se pueden ver dólmenes prehistóricos; también perdura un menhir que recuerda la batalla entre castellanos y navarros por el dominio de la región, en la que pereció Don García III, rey de Navarra. Tradicionalmente, los naturales de la zona han denominado a la enorme piedra Fin de rey.
Las crónicas históricas revelan que Fernando I envió a San Iñigo de Oña y a Santo Domingo de Silos a persuadir a don García para evitar la pelea. Iñigo profetizó al rey navarro que si combatía contra su hermano moriría, pero el monarca le despidió violentamente.
Herido de muerte, don García III recibió los últimos consuelos espirituales de manos de San Iñigo, quien sostuvo su cabeza entre sus rodillas hasta que expiró. Era el uno de septiembre de 1.054.
También son de gran valor científico las excavaciones realizadas en Atapuerca, que dan fé de los asentamientos humanos de hace cientos de miles de años. Es una visita de enorme interés científico pero escasa vistosidad.
El camino sigue en zona de aridez artística, rota al llegar a la campiña del rio Pico, afluente del Arlanzón. Al fondo aparece la airosa iglesia de la cartuja de Miraflores, más allá se divisa la silueta vertical de la catedral burgalesa, y en la lejanía se intuyen sierras confundidas con el horizonte.
Como monumento gastronómico de la zona está Ibeas de Juarros, donde tienen fama las judias y la olla podrida
Del libro El Camino de Santiago para paganos y escépticos, Editorial Endymion. Madrid.
En el año 2000, el yacimiento paleontológico de Atapuerca ha quedado incluído en la lista del Patrimonio de la Humanidad , en el transcurso de una reunión celebrada en Australia.
La designación ha sido un elemento añadido para posicionar a Atapuerca como un centro de elevado interés tanto para científicos como para viajeros.
