La iglesia de La Almadraba emerge en el paisaje del entorno de Las Salinas. Al fondo el cerro de San Miguel. Guiarte.com. Copyright.
La población se presenta ante el visitante con su enhiesta torre de la iglesia, que parece un menhir en medio del paisaje solitario.
Esta población creció en el siglo XX al amparo de las explotaciones salineras, hoy en crisis, y es un ámbito de intenso interés faunístico, especialmente en materia de aves. Mientras el visitante contempla desde el centro de observación el pausado ritmo de los flamencos rosados, puede oír el canto de la perdiz o del alcaraván, que habita en los territorios esteparios circundantes.
El nombre de la población alude a las almadrabas de pesca que aprovechaban el antaño abundante atún, y que se comercializaba en Almería.
En los aledaños de Almadraba, al este, está La Fabriquilla, una pequeña localidad, junto al Cerro de San Miguel, que lleva su nombre por una antigua fábrica de electricidad. Desde el Cerro de San Miguel se puede contemplar una hermosa panorámica de todo el Golfo de Almería y las salinas.
Siguiendo por la sinuosa carretera en dirección al este se llega al faro del Cabo de Gata, de finales del XIX, en el entorno donde antiguamente estuvo un templo a Venus. Es una zona que sorprende por la aridez del paisaje y la rotundidez de los acantilados que bañan unas aguas que refulgen al atardecer.
Junto al faro hay un mirador, llamado de Las Sirena. Tiene una explicación el nombre. Dicen que este lugar estaba antaño poblado de focas monje y que sus gritos semejaban a los navegantes llamadas de sirena
El rocoso arrecife de Las Sirenas es una de las imágenes típicas del Parque Natural.
