Bogotá, 2 de octubre de 2012
Cestas emplumadas, objetos adornados con espinas de puercoespín, telares verticales que hacen surgir mantas de la tierra, tocados de jefe en plumas de águila dorada, tallas en raíz de álamo o mocasines coloreados con cuentas de vidrio, son algunas de las piezas que forman parte de la exposición Indígenas de Norteamérica, tradiciones y transiciones.
Son 133 piezas, provenientes de la colección del Museo Bowers de Santa Ana, California, entre objetos de uso cotidiano y ceremonial, en su mayoría de los siglos XIX y XX, que muestran cómo estas comunidades han logrado perpetuar, transformar y renovar sus tradiciones.
La exposición esta abierta entre el 4 de octubre de 2012 y el 3 de febrero de 2013 en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo del Oro en Bogotá.
Tradiciones
La exposición trae objetos de cinco áreas geográfico-culturales: Ártico Norte, Costa Noroeste, California, Suroeste y Grandes Llanuras, territorios que acogen un amplio grupo de comunidades que, aunque pueden tener lenguas, estructuras sociales, prácticas religiosas e ideologías distintas, también han creado vínculos comunes de identidad.
De este modo, se muestra cómo los indígenas que habitaron y habitan los actuales estados de Nevada, Arizona, Colorado, Nuevo México y Utah, en la región del Suroeste, comparten una misma perspectiva de la vida, esa que enfatiza la relación del individuo consigo mismo, su sociedad y el mundo natural; o cómo los habitantes de las Grandes Llanuras, con la llegada de los caballos, que trajeron los conquistadores europeos, se hicieron nómadas para seguir a las manadas de búfalos, venados, alces y antílopes que habitaban la región y que fueron su principal fuente de alimento y materias primas.
Son las materias primas otro elemento de unidad en las comunidades indígenas de Norteamérica. Por ejemplo, en todas las sociedades del Ártico fue común el uso de los intestinos y la piel de las focas para la confección de prendas impermeables, que también usaron en la construcción de viviendas cálidas o para hacer agradables aquellas que se hacían con bloques de hielo. Las comunidades de California elaboraron con fibras naturales de la zona una gran variedad de cestos, que decoraban con plumas y cuentas para exaltar la belleza del material. Mientras, el paisaje árido de los desiertos del Suroeste permitió que los pueblos que se asentaron en esta región, hicieran de la arcilla un material importante para su comunidad. Con ella crearon una enorme variedad de recipientes que decoraron con las formas y los colores típicos de su geografía.
Transiciones
Se estima que la población indígena de Norteamérica disminuyó en un 90% desde el contacto inicial con los europeos hasta los inicios del siglo XX. Según el censo de 2010, en Estados Unidos existen cerca de 2.900.000 indígenas, mientras que, de acuerdo con el censo de 2006 en Canadá existen 1.172.790. En ambos casos las cifras corresponden a personas que se autoidentifican como tal en comunidades que, inmersas en el estilo de vida occidental, han sabido mantener vivas sus tradiciones.
Otro de los aspectos que resalta la exposición es la actualidad y vigencia de estos pueblos, particularmente el caso de algunos indígenas que han sido reconocidos como artistas en ámbitos especializados del arte contemporáneo: sus obras, cerámicas mayoritariamente, se exhiben en museos y galerías de arte de todo el mundo.
Diálogos con el mundo
La exposición Indígenas de Norteamérica, tradiciones y transiciones se presenta en Bogotá como parte de un intercambio cultural entre el Museo del Oro y el Museo Bowers, el mismo que acogió entre marzo y julio de 2012 en Santa Ana, California, la muestra Oro sagrado: arte prehispánico de Colombia.
En ocasiones anteriores, también como parte de intercambios culturales, el Museo del Oro mostró en Bogotá tesoros imperiales del Museo de Shanghai, China, y objetos de las sociedades mayas provenientes del Museo Regional Palacio Cantón de Mérida, México.
Tocado Lakota, Grandes Llanuras. Exposición Indígenas de Norteamérica. Tradiciones y transiciones