Vancouver, Canadá, 2 de octubre de 2012
Muchos de los tesoros documentales que encontramos en museos de todo el mundo podemos verlos en Internet. Los fondos disponibles van creciendo cada día. Es una magnífica solución para permitir la contemplación de estas joyas históricas o artísticas, preservando los originales.
En la actualidad, la tecnología digital se ha convertido en el principal medio de creación y transmisión del conocimiento, pero la vulnerabilidad del patrimonio documental en formato digital suscita también una gran preocupación.
En la era digital, solo unos clics bastan para poner ante nuestros ojos innumerables testimonios del pasado de la humanidad, tales como documentos, grabaciones, películas, videos y fotos. Sin embargo, con la misma facilidad, un problema técnico o un virus informático pueden borrar ese contenido y hacer que la memoria histórica caiga en el olvido.
En Vancouver se habla sobre los desafíos que plantea la preservación de documentos digitalizados: A veces los materiales son demasiado frágiles para ser digitalizados de manera adecuada; otras, las políticas gubernamentales no dan suficiente prioridad a la digitalización como consecuencia presupuestos escasos, personal sin formación específica o falta de mantenimiento de los archivos digitales. p> Según Jonas Palm, responsable del Departamento de Preservación de los Archivos Nacionales de Suecia, “en medio del entusiasmo que despierta la digitalización, se suele pasar por alto la cuestión de los costos, especialmente si se trata de costos a largo plazo para mantener vivos los archivos”. Es difícil estimar el presupuesto, pero hay que calcular que, en promedio, un tercio se utilizará en la digitalización, mientras que los otros dos tercios serán destinados a la organización del material, su catalogación y accesibilidad. Otro factor permanente que incide en los costos es la preservación a largo plazo de los objetos digitalizados.
Según recuerda la UNESCO; una copia digital, a pesar de ser vital para transmitir el pasado de la humanidad a las generaciones futuras, nunca puede captar plenamente o reemplazar al original. No existe mayor condena al racismo que los documentos del juicio de Rivonia, cuyo resultado fue el encarcelamiento de Nelson Mandela por su oposición alapartheid. Pocas refutaciones del negacionismo del Holocausto son tan elegantes o devastadoras como el cuaderno a cuadros rosa del Diario de Ana Frank. Los documentos originales, reserva de sabiduría intemporal, orientan nuestra búsqueda de un futuro pacífico y sostenible.
Biblioteca Nacional de Egipto, Egipto –Manuscritos persas ilustrados e iluminados. El rey de Egipto y su séquito dan la bienvenida a Zulayakha durante su llegada a Egipto, 1533. UNESCO