Bonn, finales del 2009
Diciembre es tradicionalmente un mes frío. En Bonn, por ejemplo, el servicio meteorológico predice para la semana de Navidad máximas de siete grados bajo cero... pero no por ello deja de vivirse la Navidad.
Al igual que muchas ciudades de Europa Central, el ambiente está en el entorno del centro de la ciudad, donde se presenta una multitud de puestecillos en toda la zona peatonal, en los que se venden productos de artesanía, artículos navideños, ropas de abrigo... y sobre todo magníficos puestos en los que se saborea el vino caliente, o la cerveza, con unas sustanciosas raciones de carnes guisadas o salchichas, con patata o revueltos de col verde.
Frecuentemente, esos mercados se centran en el casco viejo, en torno a los principales monumentos. Asi ocurre en Praga, en Estrasburgo o mil otras ciudades grandes y pequeñas, donde las flechas del templo mayor cobijan la animación urbana.
En Bonn, las plaza central de la ciudad está dominada por las aguzadas flechas de la iglesia de San Martín, la colegiata que se halla desde el siglo XIII en el propio escudo de la ciudad, edificada en tiempos románicos sobre las tumbas de los santos Casio y Florencio, y en la que se funden elementos de diversos estilos, principalmente romanico y gótico.
Al lado de la nave, un claustro del siglo XII, tan silencioso como severo, es el contrapunto al bullicio de la plaza, que preside una gran estatua del hijo más famoso de esta pequeña ciudad alemana: Beethoven, el gran compositor, que residió en la ciudad durante sus primeros 22 años de existencia.
En torno a la estatua, diversiones y puestos de venta, desde un carrusel para los más pequeños a excelentes establecimientos de venta de comida y bebida.
El vino caliente es magnifico como aperitivo. Se hace con vino -obvio- clavo, canela, un poco de nuez moscada y un chorrito de brandy. Se calienta en la olla pero no se deja hervir, porque en la ebullición se va el alcohol. Se toma con alguna picada, un sustancioso condumio de carnes o una buena salchicha troceada, en son de amistad y buen humor.
Al frio hay que combatirlo con la calidez del contacto humano, que se activa con una prudente jarra de dulce jarabe.
Por Artemio Artigas
Puesto de golosinas artesanales en Bonn. Foto Guiarte Copyright
La animación del mercado contrasta con la oscura iglesia de San Martín al fondo. Foto Guiarte Copyright