León, 4 de febrero de 2012
Un hórreo leonés ha merecido el primer premio, dotado con 5.000 euros. María Luisa Jorissen García, fue la que emprendió esta iniciativa restauradora, en la localidad norteña de Caboalles de Abajo, en el entorno de Villablino.
El jurado valoró la conservación y respeto de los elementos originales de la construcción, limitándose la intervención a la sustitución o reparación de piezas no recuperables o la eliminación de elementos no adecuados, una intervención reversible y equilibrada tanto desde el punto de vista económico como del interés y respeto alcanzado en aras de primar la conservación de los elementos fundamentales de la tipología arquitectónica tradicional a la que pertenece.
Y los puentes de la calzada romana
El segundo premio correspondió a la restauración de un conjunto de puentes y pontones antiguos, de la calzada romana de Vegarada, en el ayuntamiento de Valdelugueros. El jurado valoró el esfuerzo en el mantenimiento y conservación del magnífico conjunto de puentes tradicionales que integran el patrimonio cultural en la zona de actuación, aunque advirtió de algunos aspectos mejorables en el solado de la obra.
Las bases de este premio fueron aprobadas en su día por el Consejo Rector del Instituto Leonés de Cultura y publicadas en febrero de 2011, y en esta primera convocatoria se presentaron siete aspirantes al galardón.
Una iniciativa emblemática
Presidió el jurado que concedió el galardón José Luis García Grinda, arquitecto; asistiendo como vocales, Juana Font Arellana, Licenciada en Arte y Presidenta de la Fundación Antonio Font de Bedoya; Javier López Sastre, arquitecto, Tomás Álvarez, escritor y periodista, y Jesús Celis Sánchez, director del Instituto Leonés de Cultura. Actuó como Secretaria del Jurado, Nuria Coca Pozuelo, representante también del Instituto Leonés de Cultura.
El jurado valoró el esfuerzo de la institución leonesa, manifestando su esperanza de que este tipo de premios sirva para marcar tendencias en los criterios de restauración de este tipo de arquitectura, enviando a la sociedad mensajes acordes con la necesidad de conservación de la arquitectura tradicional, que ejemplarice y destaque aquellas intervenciones que partiendo de un conocimiento preciso de este tipo de edificaciones, muestre un escrupuloso respeto por su transmisión como arquitectura que porta unos valores intrínsecos ineludibles.
Los premios fueron concedidos por unanimidad, dejándose desiertos algunos otros, por no ajustarse las actuaciones a lo que debe ser la línea de trabajo que deben seguirse en las intervenciones, en las que a veces –aún con magnífica voluntad- se altera el valor del edificio, introduciendo elementos o materiales que nada tienen que ver con la construcción tradicional.
Panera tradicional de Caboalles de Abajo, premio de Restauración de Arquitectura Tradicional
Otra imagen de la panera premiada, en Caboalles de Abajo (León)
Puentes de Cerulleda y Lugueros, sobre una antigua calzada romana del norte leonés. Imagen del Instituto Leonés de Cultura