Madrid, noviembre de 2006
Del 24 de octubre al 7 de enero de 2007, el Museo del Prado expone la colección de bodegones de Rosendo Naseiro adquirida muy recientemente
Esta es la colección especializada principal de su género y se encontraba en manos privadas. Con su incorporación, el Museo se convierte en referencia básica del Bodegón español al contar con representación de la práctica totalidad de los maestros que han abordado este género desde los precursores como Sánchez Cotán hasta Goya.
“Lo fingido verdadero. Bodegones españoles de la colección Naseiro” presenta en primicia al público las 40 pinturas de esta colección, añadidas a la colección de la pinacoteca el pasado mes de julio tras su aceptación por parte del Ministerio de Hacienda como dación en pago de impuestos de BBVA.
El título de la exposición, Lo fingido verdadero, está tomado de una comedia de Lope de Vega en la que, al igual que ocurre con la naturaleza muerta, se reflexiona sobre la realidad y su representación y sobre cómo ésta puede llegar a convertirse en una segunda realidad.
La colección está expuesta siguiendo un agrupamiento que combina el criterio tipológico con el cronológico. Entre las obras más significativas destacan las de Van der Hamen, Espinosa, Labrador, Camprobín o Arellano, que se exhiben de manera singularizada. El recorrido de la exposición se inicia con una selección de cuadros de pequeño formato que reproducen frutas o flores copiadas probablemente del natural, con representaciones de racimos de uvas, una de las tipologías más antiguas del bodegón español. Más adelante se exhibe una amplia sección de “bodegones de mesa” y el recorrido culmina con la pintura de flores. Como complemento, el público podrá completar la visión del género de la naturaleza muerta visitando la sala colindante a la exposición dedicada al bodegón del siglo XVII.
Los cuarenta bodegones que componen la muestra están realizadas por diecinueve autores españoles, y muestran aspectos importantes del devenir del género desde principios del siglo XVII hasta mediados del XIX. Conforman un conjunto irrepetible que permite asistir a buena parte de la historia de la naturaleza muerta en España. La colección incluye algunas obras maestras del género como el Bodegón con alcachofas y ciruelas firmada en 1627 por Juan Van der Hamen. El conjunto se completa con otras obras excepcionales de Juan Fernández “El Labrador”, Juan de Espinosa, Tomás Hiepes, Pedro Camprobín, Juan de Arellano, Luis Meléndez y de ejemplos de extraordinaria calidad de otros diez artistas no representados hasta ahora en el Prado.
La colección Naseiro
La colección de bodegones y floreros españoles de D. Rosendo Naseiro, iniciada hace tres décadas, constituía el conjunto más importante de obras de este tipo en manos privadas. Consta de alrededor del centenar de cuadros fechados entre los siglos XVII y XIX. Predominan los realizados durante el siglo XVII, la época dorada del género en España; y hay también un énfasis en las obras de pintores valencianos. Se trata de la colección particular de pintura antigua española con un nivel de especialización más alto.
La incorporación de las piezas más importantes de esa colección constituye para el Museo del Prado una oportunidad única de completar la visión que ofrece de la pintura española.
Las dos grandes fuentes que han nutrido el Prado han sido las Colecciones Reales y el Museo de la Trinidad. En aquéllas, la presencia del bodegón español era por lo general bastante escasa, salvo excepciones como las series de Meléndez o algunas piezas de Van der Hamen, Espinosa, Arellano, etc.. La monarquía española prefirió orientar sus intereses hacia la naturaleza muerta de otras zonas europeas, preferentemente Flandes. En cuanto a la Trinidad, el hecho de que se nutriera mayoritariamente de bienes eclesiásticos desamortizados es causa de que su aportación en lo que se refiere al bodegón español haya sido poco numerosa.
Pedro Camprobín. Cesto con melocotones y ciruelas . 1654. Óleo sobre lienzo, 36 x 46 cm
Juan de Espinosa Bodegón ochavado con racimos de uvas. 1646. Óleo sobre lienzo, 67 x 68 cm