Cuidar el cuerpo y cuidar el alma
Aunque se recomendaba ayuno para beneficiarse de las indulgencias, en el Camino había que atender al estómago para asegurar que la curación del alma corriese paralela con la atención debida al cuerpo.
En el Códice Calixtino, se pone en boca del “Santo Papa Calixto” la recomendación del ayuno, “para que maltratada la carne con la continencia, haga expiación de las infamias del pecado”. Pero bastante expiación era ya el recorrer incontables kilómetros hasta la tumba del Apóstol, para beneficiarse de las indulgencias correspondientes, tal como hacían todo tipo de penitentes.
Así pues, en el Camino había que atender al estómago, proporcionándole comida y bebida suficientes.
En este relieve sepulcral gótico de la Catedral de León, se ven peregrinos y mendicantes recibiendo pan. Foto: Beatriz Álvarez Sánchez