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Las cuevas de Zugarramurdi: Navarra embrujada

Cuentaviajes de Navarra embrujada

Relato de viaje a Navarra embrujada

Zugarramurdi Las cuevas Aquelarre Guía práctica

Las cuevas de Zugarramurdi se encuentran al norte de Navarra, justo en la frontera con Francia. En este lugar se reunían personas de los alrededores para celebrar aquelarres. La inquisición mandó quemar en 1612 a doce mujeres por cometer actos de brujería.

*Una narración de Juan José Domínguez, joven escritor de origen leonés afincado en Pamplona.

Fotos de Javier París.*

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Relato de viaje a Navarra embrujada

Zugarramurdi

Nada más llegar al pueblo que da nombre a las cuevas de Zugarramurdi, uno ya sabe que ha viajado hasta un lugar especial.

Prueba de ello es que el turista ocasional queda anestesiado de inmediato por lo que ve, por lo que escucha y, cómo no, por lo que huele. Todo cuanto se apercibe en derredor del pueblo encantado posee un toque mágico, casi fantástico. Es un país embrujado.

En los dos kilómetros que separan al pueblo de las cuevas, el hermoso paisaje que se divisa nos indica que el mar Cantábrico se bate cerca, tan sólo a unos kilómetros de distancia. Además, huele a hierba y se pueden contemplar magníficas vistas con las vacas paciendo tranquilamente por los campos aledaños.

Y es que el valle de Baztán y la muga con Urdax, dibujan un paraje casi virgen, frondoso, difuminado de tonalidades y contrastes de color verde azulado. Navarra Tiene encanto. Todos los pueblos de la Navarra húmeda son atractivos para el turismo, pues en ellos se mezclan el paisaje, el clima, la belleza y, en este caso particular, la brujería.

El pueblo de Zugarramurdi, por ejemplo, está situado en un lugar privilegiado, y los visitantes pueden disfrutar con la sobriedad de los caserones centenarios, a veces blasonados, y por supuesto muy bien cuidados. Y también, desde luego, de la magnífica iglesia de la Asunción, levantada en el siglo XVIII y parcialmente destruida por los franceses durante la guerra de la Independencia.

Zugarramurdi está a medio kilómetro de las cuevas. Foto Javier París. Copyright

Zugarramurdi está a medio kilómetro de las cuevas. Foto Javier París. Copyright

Las cuevas

Una vez que se llega al comienzo del recorrido que bordea a la cueva más grande, lo primero que se divisa es un enorme túnel natural donde se nos recuerda que en el interior se han celebrado aquelarres.

Al principio uno queda ensimismado, casi desconcertado, pues no da tiempo a asimilar cómo el paso de millones de años –y de agua- puede haber convertido un trozo de roca en una cueva tan extraordinaria.

Por el interior fluye un río – del infierno- que recorre a buena velocidad los 120 metros que mide de larga, por 12 de ancha y 11 de alta. Al lado de la regata, y bordeando el lado derecho, yacen apostados dos hornos de cal. Por lo visto, los construyeron en el siglo XVIII, con el fin de aprovechar las bondades naturales del lugar. Eran tiempos de hambre y se dieron cuenta de que la cal favorecía y aceleraba las cosechas.

Luego de un rato dentro de la cueva, cuando el oído ya se ha acostumbrado a los ruidos acuíferos y la vista ha fijando un camino en concreto, ya indicado y bien señalado, principia la pequeña excursión por el exterior y el interior de las cuevas

Junto a los hornos se asoma un camino que nos conduce a Leze Txikía (cueva pequeña), que se encuentra en la parte superior y cuyo paso angosto no impide atravesar la galería con relativa comodidad.

La Cueva Grande es un curioso salón donde se goza de la gastronomía y los conciertos. Foto Javier París. Copyright

La Cueva Grande es un curioso salón donde se goza de la gastronomía y los conciertos. Foto Javier París. Copyright

Aquelarre

Siguiendo el camino arbolado por fuera de la gruta, nos dirigimos a la entrada de las cuevas del aquelarre.

Se llaman así, precisamente, porque enfrente de la entrada hay un prado, y porque aquelarre significa en euskera prado del cabrón.

Ahí mismo, hace cuatrocientos años, las brujas celebraban los aquelarres, que consistían en la reunión de brujos y brujas con la supuesta intervención del demonio en forma de macho cabrío. Al parecer, entonces era en una práctica habitual.

Hubo brujas muy famosas, como las que se nombran en el tablón anunciador que cuelga de la pared a la entrada del recinto. De hecho, lo primero que uno ve es el auto de fe por el que condenaron a cuarenta mujeres en 1612 acusadas de brujería. Figuran el nombre y la edad, el grado de participación en los aquelarres y la sentencia condenatoria. Llama la atención, de modo muy especial, la edad de las brujas: las había con apenas veinte años, pero también con más de 80. A todas, sin distinción, las hicieron presas y las llevaron a Logroño. Allí un Tribunal de la Santa Inquisición dictaminó que había que quemar en la hoguera a doce de ellas. Las acusaron de provocar tempestades, de vampirismo, de necrofagia… A las demás les impusieron penas menores.

No cuesta mucho imaginarse que en este lugar se celebraban orgías de brujería, pues al margen de las intenciones de las brujas, los rincones que esconde el recorrido de las cuevas parecen el lugar más apropiado para celebrar los aquelarres. Si avanzamos unos metros hacia adelante, cuando se sale a las afueras de la cueva, por la cara norte, uno cruza el puente del Infierno, construido con madera, y se da de bruces con la ruta del contrabandista.

En otra época más reciente, además de aquelarres y de actos satánicos, las cuevas sirvieron de refugio para los contrabandistas. La cercanía de Francia, así como las sendas que unen las cuevas de Sara, en Francia, donde se escondió Zumalacárregui durante las guerras carlistas, y Urdax, en Navarra, hoy acondicionadas al público, muestran los caminos que utilizaban los contrabandistas de tabaco, chocolate o vino. La senda que sale de las cuevas de las brujas es de una especial belleza, sobre todo por la variopinta vegetación que la adorna.

En el recorrido de las cuevas uno puede ver nogales, robles y fresnos; así como otros árboles de tipo arbustivo, como avellanos y espinos. Si alguno destaca por su aparición extraña, ése es el laurel, pues sólo se encuentra encima de la cueva; en ningún otro sitio más. Ni siquiera en los alrededores.

Tras subir una pendiente formidable, en la que a veces uno tiene que apoyarse en el quitamiedos por la inclinación de la cuesta, se llega al último tramo del recorrido. Desde allí se otea un panorama espectacular. En efecto, el visitante puede contemplar con fruición el paisaje de los cuatro puntos cardinales, respirar el aire benigno del mar, aunque no lo vea, e imaginarse que abajo, en el interior de la cueva, hace millones de años principiaron a formarse las cuevas de Zugarramurdi.

Para conservar la memoria de tanta belleza y tantas historias, se suelen organizar diferentes actos, que, de normal, coinciden con fechas señaladas. Desde hace algunos años, los habitantes, los vecinos del valle y los turistas que quieren participar, rememoran toda la simbología que rodea a las leyendas de las cuevas. El 18 agosto, tercer día de las fiestas, celebran en el interior de la mayor una comida popular denominada ziriko-jatea –cordero asado- a la que asisten varios miles de personas. Últimamente, incluso, se celebra en esas mismas fechas un concierto de música celta al que la crítica califica de magistral.

En realidad, es otro modo de conjurarse con la magia de las brujas de Zugarramurdi, cuyo ungüento lo componen el vino y el cordero, binomio que funciona como un buen brebaje, que nos hechiza siempre.

Ahora la Cueva del Aquelarre tiene visitantes distintos de los de antaño: cientos de turistas. Foto Javier París. Copyright

Ahora la Cueva del Aquelarre tiene visitantes distintos de los de antaño: cientos de turistas. Foto Javier París. Copyright

El paisaje del entorno es bello. Foto Javier París. Copyright

El paisaje del entorno es bello. Foto Javier París. Copyright

Guía práctica

CÓMO IR
Por carretera desde Pamplona siguiendo la N-121 hasta Mugaire-Oronoz (48 km donde se toma la 121 –B que lleva a Francia.

ALOJAMIENTO
Turismo rural en Zugarramurdi en Casa Iratea. Tele:948 59 90 83, dos habitaciones dobles con baño y comedor. Casa Martinea. Tele. 948 59 90 79, cuatro habitaciones dobles con salón y jardín en el exterior. Casa Yangonea. Tele 948 59 90 64 consta de tres habitaciones dobles con baño incorporado. Todas las casas rurales están acondicionadas con calefacción y cocina.

COMER
Restaurante Azqueta, tele 948 59 90 82.
Sorginxulo (dos tenedores) tele. 948 59 92 31. Plato recomendado: tortillas de bacalao, chuletón de buey y alubias rojas.
Altzatenea, tele. 948 59 91 87. Plato recomendado: asados.

FIESTAS
En Zugarramurdi, 15 de agosto, con festival dentro de las cuevas.

SENDERISMO
Existen diferentes rutas indicadas, de las cuales destaca la de las cuatro cuevas. En ella se camina por sendas de gran belleza cruzando España y Francia en diversas ocasiones del trayecto.

INTERNET
Zugarramurdi.com

ALREDEDORES
La frontera francesa se encuentra a cuatro km, comunicada con la localidad francesa de Ainhoa. También existe la posibilidad de visitar las cuevas de Urdax, que se encuentran a cinco km.

Las casas del pueblo están bien cuidadas. Foto Javier París. Copyright

Las casas del pueblo están bien cuidadas. Foto Javier París. Copyright

Espectacular acceso a las cuevas. Foto de Javier París. Copyright

Espectacular acceso a las cuevas. Foto de Javier París. Copyright

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