Yo soy Alí y esto es África
Lo que más llama la atención cuando se llega por vía aérea a Túnez.
Y más aún si el vuelo nocturno ha agitado nuestro cuerpo por la presencia de una tormenta, son sus salas semidesiertas, en las que la omnipresencia policial llega a impresionar al viajero.
Agentes absolutamente serios -todos ellos con un bigote recortado por un mismo peluquero sin imaginación- revisan nuestro pasaporte, nos hacen rellenar el formulario de entrada en el país, (que, aún en el avión, nos habrá facilitado alguna azafata) y sustituyen a los funcionarios civiles en las misiones de control de billetes de embarque.
Por eso cuando, cargados de maletas y totalmente despistados, a los turistas se nos presenta un nativo que con la mejor de sus sonrisas y un indescifrable acento entre francés e italiano dice: Hola, yo soy Alí y esto es África, la tranquilidad se extiende
Estábamos perdidos y nos han encontrado.
...Y ya, inmediatamente, una máquina bien engrasada se pone en marcha. El trámite de la aduana -una vez rellenados un par de formularios cuyos resguardos nos servirán de provisional DNI-suele ser liviano para los visitantes, aunque no es lo mismo para los residentes, que tienen que sufrir los consabidos registros. Cual rebaño obediente, mirando de reojo y todavía con prevención a las esfinges de la autoridad, el grupo sigue fervientemente a su guía, que da órdenes al chofer en un idioma en el que nos es imposible identificar una sola palabra.
A partir de ahora, nuestro destino físico y emocional queda en sus manos.
Sousse y la Gran Mezquita. guiarte-Turismo de Túnez. Copyright