Las catedrales
En Plasencia trabajaron maestros de la talla de Francisco de Colonia, Diego de Siloé o Gil de Hontañón.
La Catedral Nueva es del siglo XVI y en ella trabajaron reputados arquitectos de aquella época: Enrique Egas, Juan de Alava, Francisco de Colonia, Alonso de Covarrubias, Gil de Hontañón y Diego de Siloé.
El resultado de todo este cúmulo de artífices es una abundante variedad de conceptos que confluye en un edificio poderoso, ante el cual el espectador queda con un extraño regusto estético y la sensación de contemplar una obra incompleta. En el exterior destacan sus dos fachadas platerescas. Merece la pena destacar en especial la Puerta de las Cadenas, de Juan de Álava, una portada realizada a base de una serie de cuerpos con arcos superpuestos, y un abundante programa ornamental, un excelente ejemplar plateresco.
Dentro hay que hacer mención al gran Retablo Mayor, de 23 metros de altura, del siglo XVII, con esculturas de Gregorio Fernández, pinturas de Ricci y una magnífica Virgen con Niño, de traza gótica.
Hay algún otro detalle de valor en el templo, como la sillería del coro, del siglo XV, de Rodrigo Alemán, excelentemente tallada en el material más noble de las maderas del país: el nogal. La sillería estuvo en la catedral vieja, y afortunadamente se trasladó a la nueva.
La Catedral Vieja es de los siglos XII a XIV, románica y gótica, de tres naves.
A finales del siglo XV se inició su derribo para erigir una nueva, pero se ha salvado buena parte de la primitiva iglesia, con un claustro evocador y una estupenda sala capitular del siglo XIII, de serena belleza, con una cúpula de inspiración bizantina, pariente de las de Salamanca, Zamora y Toro.
Museo. En el interior de la vieja catedral se muestra un abundante número de piezas religiosas, en una exposición que resulta poco lucida por la falta de luz y escasa conservación de algunos elementos.