La catedral
Este gran templo religioso de Ourense es de estilo románico de transición (siglos XII y XIII) y cuenta con notables influencias compostelanas.
Sobresale ese aspecto de fortaleza con torreones y almenas a modo de castillo. La causa: el obispo era el señor feudal, y por ellos sus edificios debían estar protegidos ante los ataques.
La portada Norte sufrió un ataque en el siglo XV y por eso al restaurarse conjugó elementos románicos con góticos tardío. En cambio la puerta Sur (con su reloj de sol), que da a la praza do Trigo, es la que mejor conserva su forma original sólo alterada por la renacentista torre del reloj.
La portada Oeste, que debiera ser la principal, no tuvo hasta hace unos 30 años unas escaleras por las que acceder; de ahí la simplicidad de su fachada.
En el interior, planta de cruz latina, tres naves, crucero de una sola nave con cuatro tramos, pilares cruciformes y bóvedas de crucería. El deambulatorio es del siglo XVII. Sin dejar de resaltar todas las capillas de la catedral, son de obligatoria parada:
Capilla Mayor. El retablo mayor fue obra de Cornielis de Holanda (1520) y muestra escenas de la vida de María y Jesús. Pueden llamar la atención las figuras blancas que parecen de alabastro pero que son producto de una restauración del XIX en que se decidió darles ese color. A ambos lados, unos colaterales barrocos (Castro Canseco, 1716) que representan el martirio de los Santos Facundo y Primitivo, y a Santa Eufemia.
En la parte inferior, la sillería baja del coro renacentista trasladada desde la nave central. Dos pinturas del salmantino Pitti (siglo XVIII) y dos sepulcros: el del cardenal Quevedo (siglo XIX) y el sepulcro del Obispo Desconocido (gótico, siglo XIV). El cimborio (Rodrigo de Badajoz, 1505) y las rejas (Celma, fines siglo XVI) completan el conjunto.
Capilla Santo Cristo: Un Cristo gótico de gran realismo (pelo natural, que tal vez dio lugar a la leyenda da de que le crece el pelo) al que la gran devoción popular decidió construirse una capilla en el siglo XVI con un segundo cuerpo un siglo después. Y será en el periodo barroco cuando se decore. Primero con el baldaquino de Domingo de Andrade. Y luego con los retablos y tallas de Castro Canseco. Se completa el conjunto con parte de la sillería coral renacentista trasladada desde el centro de la nave mayor. Sus autores son Diego Solís y Juan de Angés. En la parte trasera del camarín, venerada imagen de la Dolorosa atribuible a los hermanos Sierra, discípulos de Gregorio Fernández de la escuela de Valladolid.
Pórtico del Paraíso. Siglo XIII. Sigue el modelo del Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo. Se transformó en el siglo XVI al instalarse la bóveda estrellada y eliminar los tímpanos originales. Aún así, conserva gran parte de la estructura original (profetas y apóstoles en los pilares, y en el arco central los 24 ancianos del Apocalipsis con sus respectivos instrumentos), y sobre todo los colores que el modelo compostelano perdió.