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Ribera, Maestro del dibujo

Madrid, 23 de noviembre de 2016
El Museo del Prado presenta “Ribera. Maestro del dibujo”, una exposición monográfica dedicada a los diseños del Españoleto. La muestra, que podrá verse hasta el 19 de febrero de 2017, cuenta con obras de la talla de Aquiles entre las hijas de Licomedes del Teylers Museum en Haarlem, la Aparición de Cristo resucitado a su madre del Kent History and Library Center, o Hércules descansando de Malta.

La exposición ha sido organizada con motivo de la publicación del primer catálogo razonado completo de los dibujos del artista, que ofrece una visión completa de Ribera como dibujante y cataloga todos los diseños conocidos de su mano (unos 160).

Siguiendo un criterio cronológico y temático, esta exposición resalta la habilidad técnica y la originalidad del Españoleto en el uso de la pluma, la tinta y el lápiz, en 52 dibujos, 10 pinturas y 8 estampas.

Una ocasión única para contemplar importantes dibujos recientemente descubiertos que permiten afirmar la altísima calidad de su técnica, y de acercarse al interés del artista por la representación de cabezas y por la vida cotidiana de Nápoles con piezas como Niño con molinillo y hombre tirando de una carreta con un cuerpo, recientemente adquirido por el Prado.

José de Ribera nació en Xátiva (Valencia) en 1591. En 1606, con unos 15 años, llega a Roma en, donde se formaría como pintor combinando dos tendencias tan opuestas como el naturalismo caravaggista en su pintura y el clasicismo de corte académico en su dibujo. Posiblemente su aprendizaje se desarrolló en el ámbito académico romano, donde estudió tanto las esculturas antiguas como el arte renacentista, especialmente el de Rafael, así como las obras de los artistas coetáneos, Caravaggio, Guido Reni o el Cavaliere d’Arpino.

Ribera desarrollaría su actividad principalmente en la ciudad de Nápoles, estableciéndose en 1616 al servicio de los virreyes españoles. Allí permanecería hasta su muerte en 1652.

Ribera alcanza su madurez como artista en la década de 1620 y es en ese momento cuando queda patente su excepcional habilidad como dibujante, que queda patente en su alto nivel de acabado, su delicadeza y detallismo a la hora de usar técnicas como la sanguina. Combinando su formación en el clasicismo académico y su búsqueda del naturalismo, Ribera realiza dibujos de perfiles firmes y bien definidos, trazados con la punta de la sanguina muy afilada, y un modelado suave, en los que es fundamental el blanco del papel para sugerir luces y crear volúmenes.

A diferencia de Caravaggio y de los pintores de su estela, que no dibujaban sino que pintaban directamente en el lienzo, Ribera concedía al dibujo una gran importancia. Miembro de la Accademia di San Luca de Roma desde 1613, se había formado en el dibujo del natural. Esto ayuda a explicar la importancia de esta actividad dentro de su producción. Los biógrafos del artista lo describen como un dibujante empedernido, conociéndose hoy en día casi 160 dibujos de su mano fechados entre la primera mitad de la década de 1610 y el final de su vida.

De estos dibujos unos pocos son estudios preparatorios para pinturas o estampas, pero la mayoría son fruto de la observación y de su imaginación. El asunto principal de su obra gráfica es la figura humana. Aproximadamente la mitad de los dibujos son de tema religioso, aunque también trata asuntos mitológicos, cómo Aquiles entre las hijas de Licomedes, una de sus obras maestras. En este conjunto se encuentran también muchos dibujos de cabezas con diversos tipos de tocados. Estas cabezas son ejecutadas con todo tipo de técnicas: sanguina, lápiz negro, pluma, pincel con tinta gris o aguada roja. Pocas son diseños preparatorios para pinturas o estampas y varias presentan deformidades o rasgos muy exagerados, por lo que se han llegado a incluir dentro de la tradición leonardesca de cabezas grotescas en las que se exageran las protuberancias y anomalías.

Pero quizás lo más llamativo es el interés que el Españoleto muestra por la fealdad y la violencia, representadas en cabezas grotescas y escenas de tortura que representan hombres atados a árboles, ahorcamientos y decapitaciones. En sus representaciones de santos penitentes y mártires, sobre los que trabajó durante toda su carrera, Ribera solía optar por los momentos más dramáticos de sus penitencias o martirios, lo que le permitía centrar su atención en la tensión espiritual y el sufrimiento físico de los personajes. Su fascinación por la representación de tales suplicios hizo que durante los siglos XVIII y XIX fuese estigmatizado con la imagen de artista cruel y sádico.

En los años centrales de la década de 1630 Ribera se encontraba en la plenitud de su madurez artística. Sus dibujos aumentan en elegancia y delicadeza y las formas se vuelven casi abstractas, con trazos muy ligeros y nerviosos y entrecortados pero seguros, en ocasiones acompañados de una aguada sutil y transparente.

Los dibujos de los últimos años de vida de Ribera retoman algunos de sus temas predilectos, como el Martirio de san Bartolomé, el apóstol que fue desollado vivo, o la Adoración de los pastores. Ribera pintó un mínimo de seis Adoraciones entre 1629 y 1650 para importantes clientes como el rey de España o el virrey Medina de las Torres. En sus últimos años su estilo, que acusa una mano menos segura posiblemente a consecuencia de una enfermedad, evoluciona hacia líneas finas y trémulas y a un mayor uso de la aguada, menos sutil que en años anteriores, para animar la composición.

Santo atado a un árbol (¿San Alberto?). José de Ribera. 1626. British Museum.

Santo atado a un árbol (¿San Alberto?). José de Ribera. 1626. British Museum.

Un murciélago y dos orejas. José de Ribera. Principios 1620. The Metropolitan Museum of Art.

Un murciélago y dos orejas. José de Ribera. Principios 1620. The Metropolitan Museum of Art.

Cabeza grotesca con pequeñas figuras sobre su sombrero. José de Ribera. Finales 1630. Colección Particular.

Cabeza grotesca con pequeñas figuras sobre su sombrero. José de Ribera. Finales 1630. Colección Particular.

Sansón y Dalila. José de Ribera. Mediados 1620. Córdoba, Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Sansón y Dalila. José de Ribera. Mediados 1620. Córdoba, Museo de Bellas Artes de Córdoba.

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