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Henri Cartier-Bresson en el MPBA

México, 26 de febrero de 2015
La carrera como fotógrafo de Cartier-Bresson (1908-2004) fue larga: iniciada al final de la década de 1920, se extendió hasta el umbral del siglo XXI, y en su desarrollo atravesó periodos distintos difíciles de reducir a una sola entidad estilística.

Once años después de su muerte, la exposición del Museo del Palacio de Bellas Artes de México pretende mostrar que no un hubo un único Cartier-Bresson. Esta retrospectiva respeta la línea temporal de la producción de las imágenes. Del surrealismo a Mayo del 68, pasando por la Guerra Civil española, la descolonización y los “treinta años gloriosos” del capitalismo, la exposición reconstruye cronológicamente la trayectoria de Cartier-Bresson.

Una nueva lectura del inmenso corpus de imágenes que Cartier-Bresson dejó, y que trazan, no sólo la historia de la obra del artista, sino también la del siglo que reflejó a través de su objetivo.

Nacido en 1908 en Chanteloup, Seine-et-Marne, Henri Cartier-Bresson desarrolló una intensa fascinación por la pintura desde muy joven. Desde niño comienza a llenar cuadernos de esbozos. A mediados de los años veinte ingresa en la Academia-Taller de André Lhote. Sus pinturas más antiguas, de 1924, llevan la huella evidente de Paul Cézanne. En el taller se rindea a la geometría. Entre 1926 y 1928 realiza varias obras compuestas según los principios del número áureo. En la misma época empieza a frecuentar a los surrealistas y a realizar collages siguiendo el enfoque de su amigo Max Ernst. A finales de los años veinte, deja progresivamente de pintar para adentrarse en la fotografía.

Su obra fotográfica es el resultado de una clara predisposición artística y un aprendizaje perseverante. Su carrera fotográfica se fue desarrollando a partir de algunos momentos claves como un viaje a África en 1930-1931. Su obra revela la huella de su amor por el arte y los museos.

Su estilo estaría muy marcado por la enseñanza del cubista André Lhote y el estilo de fotógrafos como Julien Levy o Peter y Gretchen Powell, Harry y Caresse Crosby y Eugène Atget.

Cartier-Bresson empieza a frecuentar a los surrealistas hacia 1926. De las reuniones en torno a André Breton (en los cafés de la Place Blanche) retendrá emblemáticos motivos del imaginario surrealista, pero lo que más le marcará es la actitud de este movimiento: el espíritu subversivo, el gusto por el juego, el inconsciente, el placer del deambular urbano o el azar.

A partir de 1934 su compromiso político se hace palpable. En esa época viaja a México y Estados Unidos y mantiene relación con personajes comprometidos con la lucha revolucionaria. A su regreso a París en 1936 participa en las actividades de la Association des Écrivains et Artistes Révolutionnaires y comienza a trabajar para la prensa comunista.

En su viaje a México, en 1934, empieza a interesarse por la dirección de películas. El cine le interesa en el contexto de su propio compromiso político, ya que se dirige a una mayor audiencia y permite transmitir mejor el mensaje. En 1935 aprende en Estados Unidos, allí dirige su primer cortometraje. A su vuelta a París, en 1936, inicia una colaboración con el director francés Jean Renoir.

En 1947 inaugura su primera gran retrospectiva en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York. Poco después, junto con los reporteros de guerra Robert Capa, David Seymour, George Rodger y William Vandivert, funda Magnum.

Rápidamente la agencia se convierte en uno de los referentes mundiales en el campo del foto reportaje. A partir de ese mismo año y hasta principios de la década de los 70 realiza multitud de viajes y reportajes en prácticamente todos los rincones del planeta, y trabaja para casi todas las grandes revistas ilustradas internacionales, manteniendo un nivel de excelencia intachable.

En esos viajes, Cartier-Bresson fotografió determinados temas de forma recurrente. Estas imágenes, que abordan algunas de las grandes cuestiones sociales de la segunda mitad del siglo XX, serían descritas por el fotógrafo como una «combinación de reportaje, filosofía y análisis (social, psicológico y de otros tipos)».

En los años setenta empieza paulatinamente a dejar de fotografiar en un marco obligado y se retira de los negocios de la agencia Magnum para empezar a supervisar la organización de sus archivos, la venta de sus copias y la realización de libros o exposiciones. Aunque oficialmente ya no fotografiaba, con su Leica a mano tomaba en ocasiones imágenes contemplativas, y empieza a dedicar gran parte de su tiempo al dibujo.

Henri Cartier-Bresson. La mirada del siglo XX
Hasta el 17 de mayo de 2015
Museo del Palacio de Bellas Artes
Eje Central Lázaro Cárdenas esquina con Avenida Juárez. México

Sevilla, España, 1933. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

Sevilla, España, 1933. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

Hyères, Francia, 1932. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

Hyères, Francia, 1932. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

México, 1934. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

México, 1934. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

Escuela primaria, Moscú, Rusia, 1954. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

Escuela primaria, Moscú, Rusia, 1954. Colección Fondation Henri Cartier-Bresson, París

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