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Manglares o langostinos: ¡decide!

El 26 de julio, Día Internacional de los Manglares, comunidades en todo el mundo, pescadores y mariscadoras, se manifiestan en el contra de la destrucción provocada por la industria dedicada al cultivo de langostinos. Greenpeace pide a los consumidores que no consuman langostino de cultivo para proteger los manglares.

Los manglares son bosques costeros que se encuentran entre los ecosistemas más valiosos y diversos en todo el mundo. La principal amenaza a la que se enfrentan es el cultivo de langostinos. Según la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, desde 1980 se ha perdido un 25 por ciento de la superficie de manglares en todo el mundo. Según FAO, en casos extremos como el de Honduras, uno de los principales productores mundiales de langostino cultivado, se ha pasado de 156,000 hectáreas de manglar en 1980 a tan sólo 50,000 en el año 2000, un descenso del 68 por ciento. Vietnam, el quinto productor mundial ha perdido el 54 por ciento en el mismo periodo. Indonesia, tercer productor mundial, el 30 por ciento.

Pese a que los impactos provocados por esta industria son bien conocidos desde hace años, los últimos datos de confirman que España sigue aumentando sus importaciones de estos productos, y las previsiones indican que la tendencia continuará. La demanda de los países más ricos - Estados Unidos, la Unión Europea y Japón - es el principal motor de esta expansión.

"España es el principal importador europeo y como tal, los consumidores españoles deben conocer el enorme impacto social y ambiental que se esconde detrás de uno de sus mariscos preferidos". -declaró Sebastián Losada, responsable de la campaña de manglares de Greenpeace.

Uno de los casos que llama la atención es el de Brasil. Este país ha aumentado espectacularmente su producción, pasando de producir tan sólo 3.600 toneladas en 1997 a 60.000 toneladas en 2002. Paralelamente, las exportaciones a España han aumentado un 130 por ciento el año pasado. Brasil está siguiendo el camino de otros países latinoamericanos, con casos de contaminación, muertes masivas de peces, violencia contra los usuarios tradicionales de estos humedales, tala de áreas de manglar, o construcción de piscinas para el cultivo de langostinos en áreas protegidas.

La expansión de esta industria no sólo deja tras de si la desaparición de los manglares. Hay que añadir la pérdida de los medios de vida de las comunidades costeras en los países pobres, la contaminación de los acuíferos por el uso de pesticidas y antibióticos, o la violación de derechos humanos.

Un 99 por ciento de los langostinos cultivados en el mundo lo han sido en países en desarrollo. La destrucción del manglar debida a la instalación de las granjas de langostinos implica para la población local la pérdida de acceso a recursos de los que depende estrechamente: los manglares son zonas de pesca, de marisqueo, proporcionan leña y protegen la costa de la erosión.

Greenpeace ha realizado una encuesta a los importadores y comercializadores de langostino cultivado, demandando información básica sobre las condiciones en las que estos han sido producidos. Entre la información demandada por Greenpeace se encuentra la ubicación de las granjas de cultivo, la existencia de autorizaciones para el desarrollo de esta actividad, la existencia de sistemas de tratamiento de efluyentes, el uso de una amplia gama de productos químicos o las condiciones laborales de los trabajadores de estas instalaciones. Sin embargo, no ha obtenido respuesta.

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