Berlín, 6 de febrero de 2012
El Guggenheim berlinés fue abierto en 1997, por un acuerdo de cooperacion entre la Fundación Guggenheim y la entidad financiara alemana, y ha sido un pounto de referencia desde entonces en el panorama artístico berlinés.
El centro, ubicado en la avenida Unter den Linden, ha acogido en más de una década de historia un total de 57 muestras, aunque el montante de visitantes no ha sido nunca espectacular, entre otras razones por el tamaño del centro.
Como de costumbre, cuando llegan las dificultades económicas, lo primero que se sacrifica es la cultura.
Y mientras en Europa se padece ese síntoma de la penuria… los “nuevos ricos” del petróleo intentan tomar protagonismo. Si el propio Guggenheim tiene un centro en Abu Dhabi, la familia real de Qatar acaba de dar otro golpe de efecto, pagando 191 millones de euros por Los jugadores de cartas, de Paul Cézanne.
La noticia fue dada por el diario The Telegraph y parece responder al interés del emirato por hacerse con una colección comparable a las primeras del mundo. De hecho, dice The Art Newspaper la familia real de Qatar fue en 2011 el primer comprador de obras de arte.
El arte, aparte del goce estético, es una exhibición de poderío. A veces, incluso, es tan sólo eso, una muestra de poder. Por desdicha, en la Europa Occidental, hasta las grandes entidades –presionadas por la austeridad- parecen perder amor al arte.
